Características de una Obra de teatro

Tomás Muriel
Tomás Muriel
Filólogo y profesor de español. Doctorando en Estudios Lingüísticos y Literarios.

Una obra de teatro es tanto un texto literario como la representación por actores de dicho texto. Es uno de los grandes géneros literarios y se sigue cultivando desde la Antigüedad Clásica.

Como género, es identificable mediante una serie de características que lo definen y diferencian de otros. A pesar de llevar representándose durante tantos siglos, muchas de las características siguen siendo las mismas, manteniéndose constantes. Otras, más tecnológicas, se han ido introduciendo posteriormente.

Veamos cuáles son las características más notables de una obra de teatro.

1. Parte de un texto dialogado

El teatro es uno de los grandes géneros literarios: parte de un texto creado por un autor. La primera característica que identifica a una obra de teatro es cómo está configurada la narrativa.

En el teatro, el peso de la acción recae en los diálogos. Por este motivo, no es necesaria la presencia de un narrador (como veremos más adelante).

Aparte de los diálogos, en el texto se encuentran diferentes acotaciones, como formas de proceder de un personaje. Esto Ayuda a conocer sus intenciones y complementa al diálogo.

2. Presencia de personajes

Actores de teatro en una representación

La existencia de diálogos implica la presencia de personajes. El número de personajes de una obra de teatro es variable, dependiendo de las intenciones (y de los medios) del autor.

Tradicionalmente, una obra de teatro cuenta con dos personajes principales: el protagonista (el bueno de la obra), y el antagonista (el malvado).

Además, la tradición también nos ha dejado una serie de personajes tipo: el gracioso, la joven, el anciano sabio, etc.

Aunque son muy escasas, también encontramos obras de teatro que cuentan con un solo personaje. En este caso, hablaríamos de monólogo en vez de diálogo.

3. Ausencia de narrador

En la narrativa hay diferentes tipos de narradores: el que lo sabe todo, el que sabe parte o el que también es protagonista. Nada de ello es necesario en teatro.

El público conoce la trama por lo que ve: es decir, por lo que hacen y dicen los personajes. Además, sabe en cada momento dónde está cada uno y qué le sucede, sin que la voz de un narrador sirva de guía.

Sin embargo, puede haber obras que incluyan a un narrador (o personaje narrador) que ayude al público a meterse en la trama o para hacerlo cómplice.

4. Tiene una estructura definida

Una obra de teatro de duración media tiene tres actos (el teatro clásico tenía cinco actos). Los actos son las partes principales en las cuales se divide una obra de teatro: tienen unidad temática y coherencia. Una obra menor puede tener dos actos, o incluso uno.

Los actos se identifican por la caída de telón o por oscuridad completa. A su vez, los actos cuentan con escenas, que son los cambios de personajes. Es decir, si entra o sale un personaje, hay un cambio de escena.

Por lo tanto, una obra de teatro tiene la siguiente estructura:

  • División en actos (tres, por lo general)
  • Los actos tienen escenas (número variable, cada vez que cambian los personajes en escena)

5. Cada representación es única

Imaginemos que un espectador ve la misma película varias veces. Aunque pueda descubrir cosas nuevas, la película es siempre la misma.

Una obra de teatro, aunque esté representada en el mismo lugar y por la misma compañía teatral, será siempre única. Puede haber factores que interfieran en la actuación o en las inflexiones de la voz de los actores. Además, es posible que en algún momento se tenga que recurrir a la improvisación.

De este modo, cuando el público asiste a una obra de teatro, está siendo testigo de una representación única y especial. Incluso las reacciones del público pueden influir, directa o indirectamente, en la manera de representar.

6. Se representa en un lugar específico

Teatro sin público y con el escenario montado

Hay lugares destinados a la representación teatral: los teatros. Los primeros aparecieron en la Antigua Grecia, y consistían en un semicírculo elevado en torno a un escenario, lo que permitía una gran acústica.

Con algunas modificaciones, modelo griego fue continuado en la Antigua Roma, donde el teatro siguió gozando de gran fama y prestigio. En la Edad Media, se representaban en los conventos y, en el Barroco, en corrales de comedias. Más tarde se llegaría a los lujosos y grandes teatros con luz y cómodos asientos.

Aunque también existe el teatro callejero, siempre ha existido la necesidad de contar con un lugar específico para que una representación tuviera lugar.

7. Hay diferentes géneros

Una obra de teatro pertenece a un género específico, que se define por su tema o tono. Aunque es difícil la existencia de un texto "puro" (un drama puede contener tintes cómicos), tradicionalmente hay tres géneros:

  • El drama, con situaciones tensas y desenlaces, por lo general, tristes.
  • La tragedia, en donde el desenlace es desgraciado.
  • La comedia, con situaciones ridículas y desenlace feliz.

A esta clasificación se le suele añadir la tragicomedia: una tragedia con gran presencia de elementos característicos de la comedia.

8. Utiliza distintos efectos

Desde la Antigüedad, el teatro se ha apoyado en distintos elementos para transmitir mejor la representación. Un ejemplo es la colocación de ánforas que actuaban como "altavoces" al amplificar el sonido. También utilizaban máscaras y decorados que se fueron perfeccionando con el tiempo.

Los llamados "efectos de tramoya" permiten hacer creer que un personaje vuele, que objetos desaparezcan del escenario o dar la sensación de que un barco pueda navegar.

El maquillaje, el vestuario y la decoración ayudan a ambientar y a hacer más creíble la representación. Las luces y el sonido crean diferentes efectos, sean cómicos o dramáticos, que refuerzan la labor de los actores.

Los actores de una obra de teatro son la parte visible, pero una representación conlleva un importante número de trabajadores que también forman parte de la magia: maquilladores, diseñadores, decoradores, etc.

9. Juega con el tiempo

El tiempo que transcurre en la obra no es el mismo que el tiempo real. Una obra de teatro de dos horas de duración puede tener una trama con sucesos transcurridos en veinte años. Es la diferencia entre el tiempo de narración y el tiempo real.

Aunque esto no es exclusivo del teatro, ya que sucede igual en todos los géneros narrativos, en el teatro el tiempo se percibe de manera diferente. El motivo es que el público cuenta con un apoyo visual (ve a los actores y el decorado) y sabe en cada momento dónde y con quién está cada uno.

10. Principio de la cuarta pared

Se conoce como "cuarta pared" al muro ficticio que separa al escenario del público. Los personajes actúan como si la acción fuera real y no hubiera un público presente: el escenario es todo el mundo posible para los personajes.

Sin embargo, en ocasiones se rompe esta cuarta pared. Un personaje, por ejemplo, que tiene intenciones ocultas, se las transmite al público para hacerlo cómplice. También hay obras de teatros de carácter vanguardista o transgresor que hace que el público también sea partícipe de la función.

Pero estos casos serían excepciones. El principio de la cuarta pared es suficiente para hacer que el público se sienta parte del espectáculo, disfrutando de una obra que empieza en un texto y que contiene numerosas características para hacerlo único.

También puede ver:

Cómo citar: Muriel, Tomás (21/08/2024). "Características de una Obra de teatro". En: Significados.com. Disponible en: https://staging.significados.com/las-caracteristicas-de-una-obra-de-teatro/ Consultado:

Tomás Muriel
Tomás Muriel
Graduado en Lengua y Literatura Españolas (UNED) y Máster en Formación de Profesores de Español como Segunda Lengua (UNED/Instituto Cervantes). Profesor de Español como Lengua Extranjera (ELE), traductor y escritor, actualmente realizando un doctorado en Literatura Medieval.
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